Posted by : soyfelizpintando julio 21, 2013

El dudú, el mejor amigo de mi hijo, como para no merecer una entrada. Faltaba más!
Ha estado acompañándole en la mayoría de sus procesos evolutivos desde que estaba recién nacido y hoy en día sigue ahí en pie de guerra, siempre fiel y loable.
Estuvo en sus primeras babas.  Cuando ningún mordedor podía aliviar su enorme pena, él descubrió que mordisquear la orejita de Dudú si lo hacía. 
Sus siestas en la hamaca con Dudú son indescriptibles.  Lo mirábamos dormido tan apacible con el brazo alrededor del cuello de ese muñeco y nos preguntábamos ¿Qué soñarán esos dos? 
Muchas noches dormimos los cuatro en la cama, el Aita, la mam, el bichito y Dudú.  Huele a nosotros.  Una vez vi en la película “El Perfume” un tío que tenía un olfato privilegiado que quería extraer y envasar el olor de todas las cosas, si quisiéramos envasar el olor de nuestra familia, habría que extraerlo del Dudú.
Cuando se volteó las primeras veces, Dudú estaba ahí para que no golpeara tan duro su cabecita.  Aprendió a caminar cogido del sofá con Dudú en una mano.  No sé si se sentía más seguro o mejoraba su equilibrio.
Cuando empezó a comer papillas  y frutas, hacía algo muy curioso, primero mordía un poquito la oreja a Dudú y luego mordía la comida que le ofrecía.  Era como si “probara los dientes” antes, o los afilaría como los cachorros ?  Jajaja no sé, pero me daba risa.
Durante toda nuestra lactancia éramos tres, yo acariciaba a Oli con mi mano libre en su espalda y sus pies (siempre he tenido debilidad por sus pies)  él con su manita acariciaba mi cintura, y con la otra acariciaba a la tetita y a Dudú.
Al entrar en la guardería, abrazó más que nunca a su mejor amigo.  Si estaba inquieto, le daba un mimito a Dudú y se calmaba (dicho por sus profesoras).    Cuando entró en el cole nuevo los primeros días estaba eufórico, la tercera  semana empezó a darse cuenta que tendría que ir ahí regularmente y estuvo más inquieto, entonces se me ocurrió decirle mientras íbamos en camino “si te sientes solito y nos extrañas mucho, abraza a Dudú, que mamá y Aita lo sentimos y te devolvemos un beso”… lo abrazó con todas sus fuerzas, luego lo soltó y se fue a jugar.
Dudú ha rodado de boca en boca, ha traído y llevado virus del cole, lo ha compartido con otros amigos.  Lo ha arrastrado por el suelo del cole, de la casa, de la casa de nuestros amigos, del parque…  Ya dejé de contar las veces que he lavado a Dudú.  El otro día estaba tan sucio que me bañé con él y mientras me daba crema en el cabello, porque cada minuto cuenta, aproveché para restregarlo y dejarlo impoluto.
Un viernes se nos perdió.  Montamos a Oli en el coche y en teoría Dudú iba en sus manos.  Al llegar a nuestro destino estuvimos jugando, paseando, y se nos olvidó su existencia.  No fue hasta entrar en casa que notamos su ausencia.  Y Dudú????? Noooo,  no puede ser se haya caído.  ¿Estará en el centro comercial, o en casa de nuestros amigos, o será que lo habíamos dejado en casa??  Fue una cruzada buscarlo y nada, no apareció.  El Aita y yo estábamos realmente deprimidos por la pérdida del muñeco, Oli ni lloraba, pero si es cierto que durmió inquieto esa noche (¿lo extrañaba?) así al día siguiente corrimos a la tienda donde lo habíamos comprado para intentar conseguir uno igual.  Conseguimos a su “hermano mayor”, la forma del nuevo era igual pero un poco más grande en tamaño y con un cordón que tira de una caja musical.  Ohhh que fantáaaastico,  éste será su nuevo mejor amigo.  Pues que gran equivocación!!  Cuando se  lo dimos lo miró con cara de  “¿y quién es éste tío?”, nos puso un morro y nos lo devolvió.  Le dimos cualquier cantidad de explicaciones “ahora que eres mayor, tienes a un amigo más grande”, “Que linda suena la canción estrellita dónde estás”… Intentó abrazarlo un par de veces, pero se notaba que esa relación era forzada.  Si se le cruzaba lo tiraba para un lado de la cuna y nos miraba con esa “su mirada madura” que nos pone a veces. Les aseguro que si mi hijo hubiese hablado en ese momento nos hubiese contestado “En serio uds. creen que soy tonto y no me doy cuenta que ese no es Dudú”.  Cuando ya no quisimos insistir más con el dudusote, tristes y resignados,  mi marido baja a tirar la basúra el domingo por la noche, y tataaaaaaaannnnn.. un milagro, milagríiiisimooooo, ahí estaba el dudú colgando en el buzón del correo.  Suponemos que se cayó en el garaje y un vecino amable lo recogió y lo puso allí, pero no habíamos pasado por la portería en todo el fin de semana.    Ahhh que alivio, nos relajamos. La verdad es que nos dimos cuenta que estábamos más preocupados nosotros que él. 
Si es que lo más guay de Dudú es que no es algo de lo que depende mi hijo, como algunos bebés se pegan con el chupete, sino es más bien un refuerzo positivo en su vida.  Para él es como un miembro más de la familia.  Oli podría pasar días sin ver a Dudú y no lo va a pedir.  Si nosotros vemos que necesita consuelo, se lo ofrecemos, sobre todo para dormir, y la cara de felicidad que pone no es normal.  Le da besitos en la nariz, lo mima, alguna vez le he visto jugar “a darle de comer”, es su amigo. 
Al final, se quedó con los dos, aprendió a querer a Dudúcito y a Dudusote por igual.  Si es verdad que los  juguetes se despiertan cuando no hay mayores, Dudú debe hacerlo y susurrarle a su oído, “todo está bien Oli, tranquilo bebé, te quiero”.
Después de escribir esto me doy cuenta que más bien somos el Aita y yo quienes  si tenemos ese apego “chupetero” con Dudú… jajajaja.. 

Alguna mamá ha visto a su bebé tener un afecto especial por un juguete?



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